La Rosa de Jericó es una planta de aspecto seco, de esas que a menudo puedes encontrar en el desierto, ideal para un jardín despojado o de estilo mexicano, en donde las plantas crecen casi porque sí y las tareas de jardinería no son demasiado exigentes .
Es que esta especie es originaria de Afganistán así como de lugares como Egipto, Palestina y las riberas del Mar Rojo, zonas inhóspitas y secas.
Si quieres tener esta exótica planta en tu hogar puedes comprar un bulbo para luego sumergirlo durante dos días en un recipiente de vidrio con agua, cambiando el agua a diario para evitar la aparición de moho y de algas.
A las 48 horas la planta habrá abierto aunque el agua puede lucir un color oscuro. Lo mejor será cambiarla y remojar nuevamente la planta ahora con agua templada cubriendo sólo las raíces.
La Rosa de Jericó es una planta cuyo nombre científico es Anastatica hierochuntica, un ejemplar de la familia de las Crucíferas que tiene una particularidad y es que no apenas tiene raíces por lo que es común que en su hábitat natural, el desierto, sea llevada por el viento.
Asociada a la religión, es una planta con un gran simbolismo y un amuleto para bendecir los hogares, que aleja la energía negativa. Se dice que atrae la abundancia y la paz, alejando a las malas influencias.
Es una planta única pues es muy resistente a la sequía y así es como sus ramas se contraen cuando la planta sufre la falta extrema de humedad.
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